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silencio urbano

Las pisadas de la multitud, las constantes vociferaciones de transeúntes alterados por las eventualidades de su diario vivir, la sinfonía de claxones cuyos efectos deseados distan de aquellos obtenidos: partes intrínsecas de un conglomerado llamado Urbe.

Ha sido probado de manera científica que el código genético del individuo conocido como Comeplatanus Beberomus carece de un sentido desarrollado de audición, atribuido a la permanencia prolongada en ambientes socioculturales. No se ha podido determinar con certeza la causa principal de esta deficiencia, pero se rumora que la ingesta de brebajes fermentados tuvo alguna incidencia en esto.

Con la finalidad de compensar dicho defecto hereditario, este curioso animal frecuenta lugares que imposibiliten la audición a sus homólogos multiétnicos. Está demás mencionar que este comportamiento errático posee consecuencias irreversibles, como una deficiente comunicación interpersonal, irritación de la laringe, migrañas y mal humor.

Otra teoría describe esta condición auditiva como "Una predisposición inconsciente debido a la carencia de esencia verbal"1. Esto quiere decir, que el individuo opta por rodearse de contaminación auditiva por temor a no tener nada de qué hablar. Esta teoría queda refutada cuando se consideran los escenarios urbanos-rurales, mostrando un mayor índice de ruido en las ciudades comparado con las zonas intramontañosas, en nuestra ubicación geográfica específica al menos.

Con esto queda dicho, que la próxima vez en que se encuentre en un ambiente donde la posibilidad de transmitir un mensaje verbal sea nula, limítese a usar gestos con las manos y, en casos extremos, con los dedos. La mayoría de los mismos son universales y no requieren estudios previos, aunque existen excepciones regionales, asi que hay que tenerlo pendiente.

1. "Comeplatanus Beberomus" - Bernardo Frías (CB-B.Frías)

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