Diez años han pasado de este milenio... Hace diez años la vida era tan simple, uno se arropaba en la sencillez como una cobija en un frío invierno. 120 meses de aprendizaje, risas y carcajadas, llantos y suspiros. Tiempo para valorar y para crecer, de grandes cambios y más de lo mismo. Cuando antes la preocupación consistía en nimiedades y trivialidades, hechos que, aunque ahora insignificantes, marcaban la diferencia en nuestras vidas. El lienzo ahora tiene contenido, donde el blanco tornó claroscuro, y los brotes multicolores abundaron. La esencia nunca cambia, uno no deja ser quien es, en el fondo. Sin embargo, el cascarón va evolucionando, la mente queda empapada en conocimiento y experiencias, aquellas que te permiten tomar decisiones sabias y tropezar menos en la vida. Las cicatrices te ayudan a recordar, y no cometer los mismos errores. Es tiempo de cerrar capítulos, concluir etapas, aprender de ellas, y recordar... Recordar que siempre hay una luz al final del túnel, Recordar q...
reach out and touch someone.