Skip to main content

Comforting Pain

A distant gaze into the unknown; A thousand bursts of everything and nothing at once.
The clicking noise of gathering your thoughts; Yearning for things that you knew would always fade, eventually. The balance between acknowledging the faded glint of hope, and accepting you're not as strong as you thought you were, or maybe...

Maybe this was always supposed to happen, in this way, this sequence.
Maybe there is a blueprint or sketch, a layout of how things are meant to unravel.
Maybe that would help make sense of it all, but alas...

To take comfort in uncertainty. To accept your humanity.
Hard surface dented and scratched with countless stories and faceless memories.
What's the point of prideful scars when you can't accept your shoulders giving in to the insurmountable weight?

A grin: Echos of joyful remembrance, of simpler times not so long ago.
Refusal to become the incarnation of banality, isolated in a crowded matrix. 
The irony of assimilating your unexceptional uniqueness.
And still, the grin evolves.

The simultaneous gasp and sigh, longing to not be afraid anymore.
Afraid that the moment will come when the constant beating will render you numb.
Numbness prevents and eradicates survival; We need to survive.

You don't need reassurance, yet a warm embrace would mitigate the pain.
You don't need anything, you tell yourself... but I need you.
For once I don't want to steer alone; Lets instead paddle down this stream, together.
Touches of bitterness tarnish isolation, for it no longer appeals to the experienced social palate.

Snap.

Grasp on to familiar ropes, and lean forward.
For a new chapter is about to begin, one without restraint.
Driven by what was once a mild notion, the gift of days to come arises.
Surrender your fears and take comfort in pain; Live.




Comments

Popular posts from this blog

sangro amor

Me insultas. Exhortas inmundicias propias de un engendro subhumano, con tus palabras afiladas intentas clavar mi integridad, y sangro. Envenenas los allegados a ti con tu amarga lengua, con tu mirada emanas tus deseos megalomaníacos, y sangro. Adoptas una actitud propia de un villano de cuento de hadas, cuya diferencia yace en la inaptitud de tus palabras ante un público infantil, o en general en este caso. Explotas la posibilidad de provocar reacciones físicas severas a quienes diriges tu atención, y sangro. Has penetrado la barrera invisible del zen neural. Me has hecho sangrar, pero sangro amor. Amor porque reconozco que una vez existió un alma noble ubicada en las entrañas de tu ser, amor porque tengo fe que algún día resurgirá, sangro amor porque tengo la conciencia limpia de impurezas, inmune al virus que repetidas veces liberas al abrir la boca.

shit happens for a reason

Cuando comemos, el alimento que ingerimos inicia una aventura en nuestro cuerpo que inicia en la boca y termina en el ano. Analicemos por paso dicha travesía, pero antes - y no estoy juzgando la capacidad interpretativa del lector - debo aclarar que, aunque utilice en ocasiones términos médicos y científicos, esto no es una lección de anatomía. La función principal de nuestro sistema digestivo es descomponer la comida para que el organismo aproveche los nutrientes y lo transforme en energía almacenable y aprovechable en nuestro cuerpo. Tal como funciona nuestro sistema digestivo, nuestra mente funciona de forma similar. A menudo nos encontramos con suculentas prosas ricas en nutrientes líricos, masticamos las puntuaciones y acentuaciones y procedemos a tragar los versos (o párrafos completos, en el caso de los angurriosos). Luego de ingerirlos, nuestro sistema se encarga de procesarlos. Dependiendo de la esencia nutritiva de lo absorbido, será determinada nuestra energía aprovechada y

la primera vez

Jadeos, nerviosismo y sudoración involuntaria. Efectos secundarios precursores de un estímulo psicomotor. El saber que has decidido ese preciso momento para hacer algo que nunca antes habías hecho y, que indiscutiblemente no habrá otro igual. Es la primera vez. Miras tus manos y esperas que ellas actuarán por sí solas, que tu voluntad no dependerá de ellas, desde la muñeca a las uñas sientes la sangre fluir. Las dudas invaden tu mente, te preguntas si tu atención al detalle impedirá que disfrutes este momento incomparable. Quieres que todo salga a la perfección, aún cuando reconoces la subjetividad de la misma. Te sientes desnudo. A mitad del camino te das cuenta de lo que realmente está sucediendo, expones tu núcleo impenetrable a la disposición ajena. En este punto la sensación no te deja ponderar las consecuencias de lo que ya no tiene marcha atrás. Es la primera vez. Mi primera vez. Mi primer blog.